Raza reconocida por la Entente Europea.
El palomo buchón Jiennense reúne los condicionantes de muchas de las razas que hoy en día imperan por distintos lugares donde se cultivan y prodigan éstas razas de palomos buchones. La primordial o más exacta es, que no es una raza primitiva, sino la consecuencia de diferentes cruces de distintas razas, hasta la consecución de un palomo definido en sus características, que tras las consultas con aficionados antiguos nos han hecho llegar a las conclusiones que después desarrollaremos en sus distintos aspectos. Sí queremos resaltar que, buscando los antecedentes generacionales, han aflorado según los consultados, razas muy diversas, tales como buchón valenciano, orguero, gorguero, rafeño, murciano, por lo que son tan poco definitorias tal cantidad de razas, que obviamos el poder definir cuál o cuales de ellas tienen preponderancia en los palomos actuales.
Aspecto general: Su tamaño es mediano, de cuello recio, esbelto, en posición normal estirado, largo y echado un poco hacia atrás, de pecho ancho, alas grandes y poderosas para el vuelo, no debiendo sobrepasar las plumas de la cola, quedando un par por encima de ésta, en su posición de arrullo. No debe de arrastrar el buche por el suelo, no bajo de patas, más bien un poco esbelto, lo que le da un aspecto armonioso.
Cabeza: Fuerte, no muy ancha en su parte superior, pero si almendrada, formando una línea elíptica desde la parte anterior a las rosetas, hasta el inicio de la parte posterior del cuello, no debiendo de presentar hendidura tras las rosetas, llamado hachazo, sino formando una línea regular.
Ojo: El iris debe ser rojo pigmentado, brillante en los azules, negros, toscados, mulatos y colores afines, siendo en los de pluma clara como bayos, cenizos, blancos y de color rosa, anaranjados. En ninguno de los casos de color amarillo o verdoso.
Pico: en su primera edad da la sensación de ser más bien largo, pero a medida que va alcanzando madurez engordando las rosetas, desaparece esa largura aparente de su primera edad. Deberá ser fuerte y algo romo, no presentando forma de pico de loro. En la parte posterior suelen aparecer en algunos ejemplares dos o tres verrugas no considerándose defecto el no tenerlas.
Rosetas o Carúnculas: En su primera edad largas, lisas, hacia arriba, formando dos triángulos, los cuales con la edad van aumentando considerablemente.
Patas: Deberán ser proporcionadas al palomo, de un tamaño mediano, no deberán ser cortas, ni demasiado altas, ni ser calzadas de plumas, denotando un color rojo algo moradas, cubiertas de escamas.
Cerco de ojos: Este es un detalle muy característico en nuestra raza, debe ser de color gris intenso, en los azules y betún en los negros, y rosado en los de pluma clara. Este ribete debe ser fino y un poco pronunciado en su parte anterior de ojo, aumentando un poco con la edad, tanto el ribete como el abultamiento.
Buche: Este deberá tener forma de pera, no muy grande, algo descolgado, en posición normal, no debiendo de arrastrarlo arrullando, evitando con ello el balanceo en el vuelo. No debe de tener el buche alto o subido a los lados del cuello. Posee una irregular tirilla emplumada que parte el cuello en dos mitades sin llegar al buche. No se considera defecto el que no la tenga.
Pluma: Pegadas al cuerpo, brillantes y sanas, admitiéndose cualquier variedad de tonalidad de color, pero siendo preponderante los colores como los azules en primer lugar, toscados, negros gotados o franciscanos, avionados, porcelana o pelo de rata, cenizos, etc.
Cola: de tamaño mediano, normalmente de 12 plumas, anchas y vigorosas.
Anilla: 9 mm